Congregación
¿Quiénes somos?
Somos una Congregación convocada por Jesús; apasionada por el proyecto del Reino, le seguimos y le tenemos como centro de nuestra vida según el espíritu de nuestro fundador, Ciriaco María Sancha y Hervás. Caminamos en y desde la Iglesia, Pueblo de Dios, en actitud de conversión, en búsqueda del Dios presente en cada rostro humano, a través de una profunda oración encarnada en la realidad y expresada en una espiritualidad compasiva, misericordiosa y humana. De María, nuestra guía y modelo, aprendemos a ser transparencia de Dios en cada lugar donde estamos. Existimos para acompañar y defender al pueblo que sufre en su realidad, necesidades y problemas, y de esta manera dar gloria a Dios mediante la práctica del servicio y la Caridad.
Somos profecía de que un mundo diferente es posible viviendo en radicalidad nuestra consagración. Formamos una sola comunidad, humana y alegre, reunidas en el nombre de Cristo, dispuestas a amar y servir en la ternura, dejando las huellas de Jesús en el diario vivir. Somos mujeres de coraje, coherentes, capaces de ser presencia donde la vida está amenazada, conscientes de que debemos cuidar nuestra calidad de vida evangélica.
¿Qué hacemos?
Nuestro compromiso apostólico se concreta bajo múltiples formas reconocidas y valoradas por la Congregación, particularmente las obras de Educación, la asistencia a las personas de la tercera edad, Evangelización, participando de los sufrimientos y de las preocupaciones de los que sufren, la niñez y la juventud. Nuestro apostolado propio, es ir por toda la tierra, es hacer lo que hizo el buen Jesucristo hijo de Dios comunicar el mensaje y dar esperanza al decaído y consuelo al triste.
Hermanas de la Caridad del Cardenal Sancha HCCS

HHCCS
La Congregación surgió como respuesta a las necesidades del pueblo cubano. Santiago de Cuba estaba lleno de desgarradoras escenas de niños abandonados, ancianos desprotegidos, pobres vagando por las calles… que preocupaban al P. Sancha al conocer y sufrir en carne propia sus dificultades, problemas y necesidades. Dócil al Espíritu va explorando los nuevos caminos del Evangelio, llevando a cabo al mismo tiempo una labor asistencial y de cuidado por la que se ganó el apodo de "Padre de los pobres".
La falta de órdenes religiosas al servicio de los pobres preocupaban al P. Sancha. El Espíritu Santo y su amplia mentalidad le motivaron a buscar una respuesta concreta al momento histórico que estaba viviendo y a responder a la deshumanización que reinaba en esa época. Comprendió que la limosna paternalista no solucionaba los problemas, por lo que buscó solidarizarse con ellos proporcionándoles una vida coherente a la doctrina social de la Iglesia y a los derechos humanos. Lo más urgente era dotarles de techo, alimentación y -lo más importante- una formación humana y religiosa para el bien de su alma.
Ante lo que estaba pasando en las calles y casas de Santiago, Sancha no podía cruzarse de brazos y mirar para otro lado. Buscando una solución eficaz y duradera, decidió fundar una entidad religiosa para albergar, dar calor humano y pan a sus hermanos los pobres. Como elemento humano para realizar dicha obra, contó con algunas de sus dirigidas, a quienes propuso sus planes.
Su labor de canónigo penitenciario le ayudó en la orientación de las almas de cuatro jóvenes con vocación y deseo de entrar a una congregación dedicada al servicio de los pobres, que le sirvieron de gran ayuda para concretar su proyecto (Mª Caridad Flores, Josefa Hernández y las hermanas Concepción y Asunción Domingo). Su ideal de servir a los pobres les llenaba de entusiasmo y heroísmo, descubriendo los signos del Espíritu en la historia de su pueblo.
El 5 de agosto de 1869, festividad de Nuestra Señora de las Nieves, nació la nueva congregación que llevaría el nombre de "Hermanas de los Pobres, Inválidos y Niños Pobres". Había nacido en la Iglesia una nueva familia religiosa para el bien, como tantas y tantas, de los más necesitados, débiles y abandonados de la sociedad.
Con sus propios recursos compró y habilitó una casa grande, que llamó "Asilo S. José", en la calle Santo Tomás nº 50, recogiendo allí a los primeros beneficiados de la obra. Solicitó permiso al gobernador eclesiástico, Dr. Orberá, para comenzar su obra en bien de los pobres. Pocos días más tarde recibió el decreto de aprobación. La ceremonia se llevó a cabo en la catedral de Santiago de Cuba, presidida por el Vicario Capitular D. José Orberá. Días después se trasladaron a la calle S. José nº 20, donde albergaban a una veintena de ancianos y niños, a los que se acogía con cariño y se les proporcionaba todo lo necesario, como atención médica y asistencia a la escuela pública para cursar sus estudios en el caso de los niños.
El surgimiento admirable de vocaciones llenó de alegría al fundador. En ello vio una prueba clara de que la nueva congregación era agradable a los ojos de Dios y redactó las primeras constituciones. En ellas combinó elementos evangélicos y teológicos de la vida religiosa con la que él soñaba. Las envió al Arzobispo para la aprobación diocesana, que llegó al año de la fundación, el 5 de agosto de 1870.
El fundador dispuso que las Hermanas se regirían por la Regla de San Benito “en todo lo que sea compatible con el objeto que forma el carácter distintivo de la mencionada congregación”. Siguieron las vocaciones, las fundaciones, la manifestación del amor de Cristo hacia los más débiles y necesitados, la diaria presencia de la Providencia Divina...
El 10 de octubre de 1873 las Hermanas Refugio Estrada, Caridad Flores, Soledad Valdivia, Guadalupe Galán, Piedad Tejeda y Rosario Duque son enviadas en misión por el Padre Sancha A Santo Domingo.
1. Tendrán las Hermanas más unión que nunca unas con otras…, debiendo por tanto sufrirse mutuamente todas sus faltas y tratarse con caridad, para que haya en todas, un mismo espíritu y una misma voluntad.
2. Deben asimismo considerar que toda Fundación en su principio cuesta grandes sacrificios y privaciones… Han de abrazarse a la cruz de Jesucristo y gozarse en ella tal como el Señor se la prepare, si pesada, si ligera, llevándola siempre contentas.
3. Consideren que Jesús para fundar su Iglesia la edificó sobre la santa pobreza…así nació pobre en un pesebre, vivió perseguido y murió abandonado de los hombres. A imitación suya encuentren gusto y contento en la nueva Fundación. Aunque la encuentren sumamente pobre y humilde, aunque tengan que dormir en el suelo, alimentarse de raíces, dormir a la intemperie.
4. Las Fundaciones que nacen humildemente suelen ser las mejor aceptadas a los ojos de Dios, y se asemejan al grano de mostaza del Evangelio, que siendo la menor de todas las semillas, llegó a convertirse en un frondoso árbol que hacía sombra a toda la tierra y bajaban las aves del cielo a pararse y descansar en sus ramas.
5. Mirarán las Hermanas a la ciudad de Santo Domingo como el lugar que les ha señalado Dios nuestro Señor, para que allí le den gloria y le sirvan en las personas de los pobres que allí encuentren… irán allí y estarán muy contentas porque saben que allí están cumpliendo la voluntad de Dios.
6. Siguiendo el ejemplo de los Apóstoles, las Hermanas al poner sus pies en Santo Domingo dirán interiormente con gran alegría: “La paz de Dios sea con ustedes todos los que habitan en esta ciudad”. Se esforzarán por encontrar agrado en todas las cosas que allí hubiere y harán un punto de virtud en no extrañar nada ni en los usos, ni en las costumbres, ni en las calles, ni en las casas, ni en las habitaciones, ni en los alimentos, ni en los vestidos, ni en las fisonomías, ni en la manera de hablar, ni en el clima, ni en ninguna otra cosa que fuera diferente a lo que estuviesen acostumbradas; antes al contrario les parecerá todo muy bien y no hablarán mal de nada ni de nadie, ni se reirán, criticarán o censurarán cosa alguna…por vía de moderada expansión será permitido a las Hermanas reírse o conversar acerca de algunas cosas para sostener la animación en las horas de recreo y para irse acomodando a las cosas del país, conocerlas y unirse más fácilmente a lo que hacen ordinariamente sus habitantes.
7. En las conversaciones con los externos se abstendrán de hacer comparaciones desagradables sobre si lo que hay en Cuba, La Habana, o cualquier otro punto es mejor que lo que hay allí en Santo Domingo, ni sobre si la gente es más amable o más ordinaria, o más ilustrada o más ignorante. Dirán que les gusta más lo de allí porque es a lo que a ellas las ha designado la voluntad de Dios… A ninguno le gusta que hablen mal de su país. Y si las Hermanas de los Pobres lo hicieren allí además de cometer una falta se separarían también de las reglas de buena educación.
8. Acogerán los pobres poniéndolos en las mejores habitaciones de la casa y cogiendo ellas para sí las más humildes. Tengan presente que el Señor las envía para servir a los pobres y no para ser servidas.
9. En la admisión de los pobres, no perderán nunca de vista las Hermanas la índole de su Instituto que es para socorrer a los pobres inválidos e imposibilitados. Para ganarse el sustento así serán preferidos los ancianos, ciegos, tullidos y también pueden admitir niños en cuanto son incapaces por sí mismos de atender a su subsistencia, se pueden reputar por inválidos.
10. El Beato Sancha concluye sus consejos a las Hermanas con esta joya de belleza benedictina: “A fin de reunir los recursos necesarios para alimentar al mayor número de pobres, las Hermanas han de tener presente dos principios: el primero es trabajar ellas mucho para ganar con el trabajo de sus manos todo lo que puedan, y el segundo es gastar poco y conservar bien todas las cosas del Asilo… Han de procurar las Hermanas no confundir la Santa Pobreza con la desidia y la pereza con el aseo y la limpieza” (Instrucciones reservadas para las Hermanas de la Fundación de Santo Domingo, en 1872).
La segunda fundación se lleva a cabo en el año 1872 en Puerto Príncipe, hoy Camagüey. La tercera fundación se realiza el año 1873 en Santo Domingo, República Dominicana, donde fueron recibidas por el propio obispo y numerosas autoridades eclesiásticas y civiles y se instalan en una casa cedida por el arzobispo de Santo Domingo. Cuando Sancha regresa a España en enero de 1876, deja fundadas cinco casas de la Congregación, y desde España seguirá cuidando a su Hijas de múltiples maneras.
La Congregación recibió la aprobación Pontificia el 23 de diciembre de 1953 por la secretaría de la Sagrada Congregación de Religiosos, pasando a denominarse "Hermanas de la Caridad del Cardenal Sancha" ("Sanchinas"). La Casa General está en Santo Domingo (República Dominicana).
Hoy ha crecido y está presente en 9 países (República Dominicana, Puerto Rico, Cuba, Nueva York, E.UU, Colombia, Venezuela, Perú, España, Roma, Haití, Panamá) llevando a todo el que lo necesite el espíritu de su fundador y poniendo en práctica las virtudes que les caracterizan.
Pinceladas de nuestro fundador

HHCCS
Ciriaco María Sancha y Hervás nació en Quintana del Pidio (Burgos) el 18 de junio de 1833 en el seno de una familia humilde.
Ingresó en el Seminario de Osma en 1852. Se ordenó sacerdote el 27 de febrero en 1858. Completa sus estudios en la universidad Pontificia de Salamanca.
En 1862 se trasladó a Santiago de Cuba, como secretario del arzobispo Primo Calvo y Lope. Por su amor y fidelidad a la iglesia estuvo diez meses prisionero en las cárceles públicas de Cuba. Llevó a cabo una labor asistencial y de cuidado con ancianos desprotegidos, niños y niñas abandonados por la que se ganó el apodo de "padre de los pobres".
En 1869 cumplió su sueño de fundar una congregación de religiosas para el cuidado de huérfanos inválidos y desamparados: Hermanas de la Caridad del Cardenal Sancha. En 1876 fue nombrado obispo auxiliar de Toledo. En 1882 fue nombrado obispo residencial de Ávila y en 1886 elegido para la sede episcopal de Madrid-Alcalá.
Siendo obispo de esta diócesis, en 1888 convoca el primer Congreso Católico Nacional. León XIII le nombró arzobispo de Valencia el 10 de octubre de 1892. Del 19 al 26 de noviembre de 1893 celebró el Congreso Eucarístico Nacional en Valencia. El 18 de julio de 1894 el Papa lo creó cardenal del título de San Pietro in Montorio. En 1898 fue nombrado Arzobispo Primado de Toledo y Patriarca de las Indias. Cuidó especialmente la formación de los sacerdotes. Impulsó y creo asociaciones e instituciones religiosas produciendo una gran renovación. Llevó a cabo una intensa labor pastoral y social entre los más necesitados, en tiempos de especial dificultad política. A él se le atribuye también los primeros movimientos encaminados a la unidad de los católicos.
Fue Senador en las legislaturas 1887-88 (por derecho como arzobispo de Toledo) y 1893-94 (por derecho propio). Falleció en Toledo el 25 de febrero de 1909, y el 28 de febrero fue enterrado en la catedral de la ciudad. En su tumba de bronce, que recibe flores a diario, figura el siguiente epitafio: "vivió pobre y pobrísimamente murió". En 2006 el Papa Benedicto XVI lo declaró Siervo de Dios, como primer paso en su proceso de canonización, meses más tarde “Venerable”. En 2009 se cumple el centenario de su muerte, el 18 de octubre de mismo año es declarado “Beato” por el santo padre Benedicto XVI. Su fiesta se celebra el 25 de febrero de cada año. Estamos esperando y orando por su pronta canonización.
Consejo general

Consejo General
El consejo general de nuestra congregación está integrado por un grupo de hermanas que tiene la misión de acompañar nuestra congregación en todo el ser y hacer de la misma.
En la actualidad esas hermanas son:
- Sor Paula González - Superiora General
- Sor María Gabriel Palacios - Vicaria General
- Sor Eulalia Rodríguez - Secretaria General
- Sor Maricela Bonilla - Encargada de educación
- Sor Cruz María Pérez - Encargada de misión
- Sor Ángela Rodríguez - Ecónoma general
Virtudes sanchinas
La virtud es un hábito bueno que hace al hombre capaz de cumplir el bien de un modo fácil y gratificante.
Las virtudes son el patrimonio moral del hombre. Ellas le ayudan a comportarse bien en toda circunstancia, es decir, a hacerle bueno en el sentido más verdadero y completo. Ningún hombre nace bueno o malo, como nadie nace médico o artesano, pero de la naturaleza recibe la capacidad para llegar a serlo. Y el deber de ser virtuosos, es decir, buenos en el sentido auténtico, debe ser un empeño de todos porque todos deben buscar mejorar moralmente. No existe otra posibilidad: o se hace uno mejor o se hace peor. Esto significa o que se adquieren las virtudes o nos abandonamos a los vicios.
Las virtudes propias de la Congregación son:
- Caridad
- Pureza
- Alegría
- Sencillez
- Solidaridad
- Misericordia
- Justicia
- Oración
- Trabajo
Espiritualidad sanchina
Cristocéntricentrica, Mariana con influencia benedictina.
Saludo y lema congregacional
Saludo:
Viva Jesús, para siempre en nuestros corazones.
Lema:
Amor y sacrificio por Cristo y la Humildad
Patrones de la congregación
San José
María Inmaculada
HISTORIA DE LA CONGREGRACIÓN
Hermanas de los pobres inválidos y niños pobres. HOY HERMANAS DE LA CARIDAD DEL CARDENAL SANCHA.
El texto bíblico que inspiro a Sancha fue: “Tuve hambre y ustedes me alimentaron, tuve sed y ustedes me dieron de beber. Estuve sin hogar y ustedes me recibieron en su casa. Estuve falto de ropas y me vistieron. Estuve enfermo y fueron a visitarme. Estuve en la cárcel y me fueron a ver”. (Mateo 25, 35-36)
AMOR Y SACRIFICIO POR CRISTO Y LA HUMANIDAD
Fuimos fundadas por el Canónigo Penitenciario de la Catedral, Pbro. Ciriaco Sancha Hervás.
El fin principal que nos proponemos, y para el cual hemos sido llamadas, es dar gloria a Dios y honrar a Jesucristo como manantial y modelo de caridad, sirviéndole espiritual y corporalmente en la persona de los pobres.
Nuestra Congregación fue fundada en Santiago de Cuba el día 5 de agosto de 1869.
Vivir con particular empeño la opción preferencial por el pobre, compartiendo fraternalmente su realidad, sus necesidades y sus problemas.
Nuestra espiritualidad es Cristocéntrica y Mariana, con influencia de la espiritualidad benedictina “Oración y Trabajo”.
Las virtudes características de la Congregación, por las cuales expresamos la vivencia del carisma y la espiritualidad son: caridad, pureza, alegría, sencillez, oración y trabajo.
Vivimos nuestro carisma mediante la consagración a Dios, la profesión de los Consejos evangélicos de Castidad, Pobreza y Obediencia, la caridad cristiana, vivida al servicio de los más necesitados y la vida comunitaria, compartida en fraternidad.
SITUACIÓN POLÍTICA, SOCIAL Y RELIGIOSA EN LA QUE NACE NUESTRA CONGREGACIÓN
Esta es una década de fuertes luchas llevadas a cabo contra el colonialismo español. Cubanos y españoles forman parte de un proceso único iniciado con el nombre del “Grito de Yara” el cual da origen a la guerra de los diez años 1868-1678, en Yara cuidad de oriente. Sabemos que toda guerra lo que trae es crisis, desempleo, muerte, miseria, pobreza y como es de esperar Cuba se encontraba en una profunda crisis.
En el país no existe libertad política, civil mucho menos religiosa. La Iglesia cubana carecía de Obispos propios y el clero nativo estaba dividido al igual que el país. El gobierno liberal de Madrid había suprimido las comunidades religiosas en Cuba desde 1841, confiscando sus vienes iniciando así una persecución, destrucción y despojo. En el año 1852, es nombrado el nuevo Obispo para Santiago de Cuba Don Primo Calvo López quien propone al joven sacerdote Ciriaco Sancha para ser su secretario. En 1862 el Padre Sancha se encuentra con una Cuba sumida en la miseria. La escasez de los medios de comunicación hacían más caótica la situación, lo que hacía difícil la pastoral y el clero tenía que pasar por toda clase de pruebas compartiendo así con el pueblo el vía crucis de pobreza y opresión por el cual atravesaba.
Nuestra congregación surge como respuesta a las necesidades del pueblo cubano. Las desgarradoras escenas de niños, mujeres, hombres de todas las edades vagando por las calles de Santiago preocupan al Padre Sancha quien dócil al Espíritu va explorando los nuevos caminos del evangelio. La falta de órdenes religiosas al servicio de los pobres preocupan al Padre Sancha, el Espíritu Santo y su amplia mentalidad lo motivaron a buscar una respuesta concreta que lo ayudase a dar una respuesta concreta al momento histórico que estaba viviendo, responder a la deshumanización que reinaba en esa época. Comprendió que la limosna paternalista no solucionaba el problema por lo que buscó solidarizarse con ellos proporcionándoles una vida coherente a la doctrina social de la Iglesia y a los derechos humanos; Techo, alimentación y lo más importante una formación humana y religiosa para el bien de su alma. Su labor de canónigo penitenciario le ayudó en la orientación de las almas de cuatros jóvenes católicas practicas con vocación y con deseos de entrar a una congregación dedicada al servicio de los pobres las cuales le ayudaron en la concretización de su proyecto. Las cuatro jóvenes elegidas del mismo pueblo y de la Iglesia serían las cuatro columnas que servirían de base para la naciente obra del Padre Sancha. Ellas fueron: María Caridad Flores, Josefa Hernández y las hermanas Concepción y Asunción Domingo. Su ideal de prestar servicio a los pobres las llenaban de entusiasmo y heroísmo con lo que descubrieron los signos del Espíritu en la historia de su pueblo. El 05 de agosto de 1869, día de la festividad de Nuestra Señora de las Nieves, nació la nueva congregación que llevaría el nombre de ” Hermanas de lo Pobres inválidos y niños. La ceremonia se llevó a cabo en la catedral de -Santiago de Cuba, presidida por el Vicario Capitular Dr. José Orberá. El surgimiento admirable de vocaciones llena de alegría al fundador y es una prueba clara que la nueva congregación es agradable a los ojos de Dios. El Padre Sancha redacta las primeras constituciones, estas contienen los elementos evangélicos y teológicos de la Vida religiosa con la que él soñaba y las envía al Arzobispo para la aprobación diocesana, al año de ser fundadas y el 05 de agosto de 1870 recibieron laaprobación diocesana. Es solicitada desde la República Dominicana y el 14 de septiembre de ese mismo año un grupo de hermanas arribaron al puerto de Santo Domingo.
La Congregación recibió la aprobación Pontificia EL 23 diciembre de 1953 por la secretaría de la Sagrada Congregación de Religiosos. Hoy la congregación ha crecido y estamos en 11 países: República Dominicana, Puerto Rico, Cuba, New York Estados Unidos, Colombia, Venezuela, Perú, España, Roma, Haití y Panamá, llevando a todo el que necesite el espíritu de nuestro Padre fundador poniendo en práctica las virtudes que nos caracterizan con Sanchinas. En el año 1920 fue elegida por primera vez, canónicamente, Superiora General Madre Joaquina Pichardo y sus consejeras. Su gobierno duró 20 años. En el año 1940, fue elegida Superiora General Madre Cecilia Hernández. Su gobierno dio gran impulso a la Congregación: incrementó la vida espiritual y preparación académica de las hermanas; se inició la investigación de los datos históricos sobre la vida del Fundador; gestionó la aprobación Pontificia de la Congregación. A partir de esta fecha los Capítulos Generales se celebran cada seis (6) años.
Sobre nuestro fundador
En 2006 el Papa Benedicto XVI lo declaró Siervo de Dios, como primer paso en su proceso de canonización, meses más tarde “Venerable”. En 2009 se cumple el centenario de su muerte, el 18 de octubre de mismo año es declarado “Beato” por el santo padre Benedicto XVI Su fiesta se celebra el 25 de febrero de cada año.